jueves, 26 de septiembre de 2013

Historia de Vaqueros


Historia de Vaqueros





Hola a todos. En esta ocasión les contaré una de vaqueros a petición de mi muy buen amigo Mario G. ese día teníamos que hacer tarea por equipo mi compañero Gilberto D. y yo. Nuestros compañeros de equipo eran de la comunidad de San Lucas, a unos 12 kilómetros de Cárdenas que era donde nosotros vivíamos. Por lo regular íbamos en un tractor, pues eran los vehículos que mas teníamos a nuestro alcance. Pero en esa ocasión Gil me dijo que conseguiría la troca de su papa. Pues esa tarde paso por mí a mi casa y nos fuimos muy emocionados porque íbamos en troca, pero la emoción se me paso muy pronto cuando tomamos la carretera federal, ahí fue cuando me di cuenta que Gil no tenía mucha experiencia conduciendo. Al subir se le atravesó a un camión y nomas se rio, al poco rato íbamos a 120 kph con rumbo de San Lucas y yo todo asustadote. Llegamos y nos reunimos con nuestros compañeros y compañeras en la plaza del pueblo. Después de terminar la tarea nos pusimos a jugar hasta que se oscureció. Poco después de caer la noche, Gil se fue a llevar a alguien a su casa en la troca o algo así. El caso es que yo me quede en la plaza con algunos de mis compañeros y asegún se hacía más tarde ellos se iban retirando a sus casas. Así paso hasta que me quede solo en la plaza y Gil no regresaba. Ya eran como las 10:00 y Gil ni sus luces. Las 10:30 y nada, las 11:00 y nada. Y yo solito sentado en una banca de la plaza como tontito. Por fin cuando se dieron las 12:00 tuve que tomar una decisión pues Gil no aparecía por ningún lado. Mis opciones eran; o me iba caminando con la esperanza de que alguien pasara y me diera “ride” o irme caminando hasta cárdenas solo. Opte por la opción uno, pero la opción dos fue forzada pues nadie pasó por todo el camino. Cuando Salí del pueblito de San Lucas a media noche, me di cuenta que esa noche era súper oscura pues aparte de no haber luna estaba nublado. Apenas si podía ver donde pisaba, pero más que eso no se podía ver para ningún lado, así que me fui por en medio del camino a paso veloz. Mi tirada era llegar hasta la carretera que va para Julimes, de ahí daría vuelta asta Cárdenas. Conocía muy bien esos caminos pero nunca a pie y a media noche sin luna y nublado. Cuando llegué a donde cruza el canal “primer lateral” comencé a oír un murmullo así como si alguien estuviera llorando a lo lejos, se me enchino el cuero pero seguí adelante. A según avanzaba el murmullo se escuchaba mas cercas y lo peor de todo era que no se podía ver nada por lo oscuro de la noche, me daban ganas de regresarme. Solo que ¿para donde? No tenía opción más que seguir adelante. Un poco después pude identificar el murmullo que se oía, era el aire que al rosarse con los pinabetes hacia un murmullo raro. Creo que por la forma de sus hojas. Me tranquilicé un poco y seguí caminando, mas adelante llegando a donde se cruza el arroyo seco con la 45 por ahí donde vivía Don Wicho el descalzo, escuche un ruido al lado derecho del camino, me detuve para ver que era y me fijé con atención, hasta me tuve que arrimar un poco a la orilla para ver que era esa cosa blanca que estaba en la orilla del camino. Era una cruz blanca con flores y adornos de diferentes cosas, ¡ahí alguien había muerto en un accidente de auto! Sentí que se me enchinó la columna vertebral junto con todo el cuero y me pareció que miraba el fantasma del pobre difunto, entonces me eché a correr a toda velocidad y clarito sentía como si alguien me persiguiera y tratara de agarrarme por detrás con unas uñas enormes y las manos todas huesudas, de pronto no miré una piedra que estaba en el camino y tropecé con ella y hasta el suelo fui a dar, me puse tremendo golpe que hasta me acuerdo que duré un rato tirado sin poderme levantar. Al menos no había ningún fantasma y seguí mi camino rengueando de un pie. Por fin pude llegar a donde se cruza la 45 con la que va para Julimes, ahí me detuve un rato a descansar pues ahí si había luz. Ya un poco más tranquilo seguí mi camino por arriba de la carretera y me guiaba por la rayita blanca. En ratos corría para avanzar más y me sentía contento porque ya no me faltaba mucho para llegar al pueblo. Pero más adelante, un poco antes de llegar a nuestra hermosa escuela secundaria más o menos a la altura del vivero forestal pero unos 100 metros hacia el lado derecho, escuché el relinchido de un caballo (aquí es donde mi historia se vuelve de vaqueros Mario) me paree en seco, pues el relinchido se escucho muy recio para la distancia que yo calculaba que el caballo debería de estar. Entonces se volvió a oír el relinchido y se oyó un tropel de caballo a toda velocidad, y mientras corría relinchaba y hacia ruidos muy extraños el animal aquel. Fue cuando me acorde de la leyenda de “El Sombreron” que nos había contado el profe Benedicto hacia apenas algunos días. La historia cuenta que desde el sur de México hasta todo Centro América y parte de Sud América existe un espíritu chocarrero que se le sube a los caballos, burros y mulas y los vuelve locos, les hace travesuras y se pasea en ellos en las noches oscuras, como esa en la que me encontraba yo.  Dicen que te das cuenta si tu caballo amanece con nudos muy difíciles de soltar en las crines y en la cola, en Guatemala dicen que además encuentras una fogata apagada y un puro apagado en un lado. Su aspecto difiere de región en región. Por ejemplo en el sur de México dicen que es un charro blanco con un sombrero enorme, adornos de plata y espuelas de vaquero. La diferencia entre las espuelas de vaquero y las de charro esta en el tamaño de la estrella, las de vaquero son mucho más grandes que las de charro. Las espuelas con estrellas grandes se usan para tener un control más preciso de los caballos en las faenas de arreo de vacas en las llanuras del norte. La estrella más chica la usan los charros pues en el sur no es necesario abarcar espacios tan extensos para arriar el ganado. En Guatemala lo describen como un personaje muy pequeño con un sombrero negro enorme y además el viste completamente de negro y le hace trenzas a los caballos en la crines y la cola, dicen que cuando no consigue caballos, agarra burros, mulas, perros, borregas o cualquier otro animal cuadrúpedo con pelo poco largo con el cual el pueda jugar. No es malo en sí el duende, espíritu o lo que sea. Lo malo es que los caballos después que los agarra el sombreron, quedan tan ariscos que es casi imposible volverlos a montar, y hay historias de caballos que matan a sus dueños después de haber sido  montados por “El Sombreron”bueno; al menos eso fue lo que nos contó el profe Benedicto. Pero fue suficiente para que me pusiera súper nervioso. Entonces el caballo ese que estaba poseído por el sombreron, salió corriendo a todo galope una vez más hasta que quedo parado arriba de la carretera como a unos 100 metros en frente de donde estaba yo, el caballo se quedó un rato quieto y yo también me detuve en ese mismo momento, eso que sentía yo en ese momento no me gustaría sentirlo otra vez. A pesar de que no podía ver mas allá de mis narices, parecía que estaba viendo el caballo mirarme y soplando vapor por las narices. Con los ojos bien rojos como brasas incandescentes. Comencé a caminar hacia adelante siguiendo mi camino, mis pasos se podían oír en el pavimento de la carretera bien claro, pues todo estaba en un silencio puro. De pronto el caballo lanzó un bufido aterrador y pude oírlo salir a todo galope derechito a donde estaba yo,  venía corriendo por arriba de la carretera. Yo me pareé y me quedé muy quietecito, yo creo que estaba paralizado por el miedo. El caballo se acercaba a mí a gran velocidad y bufando horriblemente como si estuviera poseído, yo no me podía mover por el miedo. Ya cuando estaba muy cercas de mi, cerré los ojos y esperé lo peor. En eso el caballo se detuvo de golpe rayando las herraduras en el pavimento de la carretera, abrí los ojos y pude ver como sacaba chispas el hierro de las herraduras un el pavimento. Cuando al fin se detuvo, queda la cara del caballo a escasos centímetros de la mía. Yo podía sentir su resuello en mi cara. Fue cuando grité con todas mis fuerzas de puro miedo, mi grito fue aterrador y se debe haber escuchado a varios kilómetros de ahí. Como estaría el grito que el caballo se asustó y se paró en las patas de atrás para darse vuelta y salir corriendo y el pobre se cayó en la carretera pues estaba muy liza para sus herraduras. Después se levanto y salió corriendo a toda velocidad y bufaba aterrorizado. Al rato de estar corriendo lo oí pararse y lanzo varios relinchidos y salió corriendo de nuevo hasta que ya no lo pude oír. Yo seguí mi camino hacia el pueblo y mientras caminaba pensaba; yo creo que el pobre caballo pensó que yo era el sombreron y que me le quería subir para paciarme en el, quizás hasta se asusto más de lo que me asuste yo. Cuando al fin llegue a mi casa ya eran como las 4 de la madrugada, me acosté a dormir y al día siguiente me desperté todo adolorido de mi pobre cuerpecito.  Bueno pues así es como termina otra de mis historias de la secundaria. PS. El Sombreron también cuida las vacas de los ganaderos, lo digo porque sin mencionar las vacas mi historia no sería de vaqueros jajaja… ¡hasta la próxima amigos!  



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