viernes, 18 de octubre de 2013

Mi Vercion del quijote







Mi Versión del Quijote

Una vez que estábamos en la clase de español con el profe Benedicto, yo estaba sentado amero atrás con algunos de mis compañeros echando relajo, mientras que el profe revisaba algunos trabajos que habíamos hecho. Yo estaba haciéndolos reír con algunos chistes y yo creo que el profe se molestó por tanto ruido. Se levantó y se fue derechito a donde estaba yo, yo no lo podía ver pues estaba de espalda platicando con mi compañero, pero si lo pude sentir detrás de mí y miré su reflejo en los ojos de mi compañero que se había quedado muy seriecito y pelando unos ojotes como sintiendo el regañadon. Entonces el profe  puso su mano en mi hombro y me dijo; Señor Armendariz acompáñeme para enfrente, lo seguí hasta que quedamos enfrente del grupo, no podía imaginarme como me avergonzaría delate de todos. Pensé que quizás llamaría a la prefectura para reportarme o quizás me haría escribir algo en el pizarrón para después corregir mi mala ortografía, que por cierto sigue siendo horrible junto con mi gramática. ¡Pero no! Lo que me dijo fue esto; quiero que nos cuente usted señor Armendariz de manera resumida pero con detalles la obra del Quijote de la mancha. –pero, profe. ¡Esa la contó hace ya tres semanas! Ya no puedo contarla con detalles, ya pasó algún tiempo. –pues entonces cuéntela con sus propias palabras. Pero ¡de que la cuenta, la cuenta! Y se fue a sentar a su escritorio.  No hallaba como comenzar pero me decidí y comencé mas o menos así: compañeros voy a contar con mis propias palabras la obra literaria “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” solo espero que su autor, el Maestro Miguel de Cervantes Saavedra no se ofenda donde quiera que esté, pues la contaré con un lenguaje muy diferente al original y solo contaré lo que me acuerdo.   En algún lugar de La mancha del cual no me acuerdo, ni me quiero acordar. Había un señor alto quijarudo y flaco que se obsesionó con los libros de caballería, todos los días leía uno y más y más se fascinaba con todas las cosas relacionadas con la caballería. A mí me pasa más o menos lo mismo con “El Libro Vaquero” de color todos los días leo uno, y solo me pasa con ese, pues “El Libro Policiaco” de color casi no me gusta. El otro día no tenía para mi Libro Baquero y tuve que vender unas botellas para comprar el más reciente. Igual así estaba de enviciado don quijote con los libros de caballería que hasta vendió parte de su hacienda para comprar más libros. Todos los días leía y leía sus libros de caballería que un día se volvió completamente loco. (Por eso dejé yo de leer “El Libro Vaquero de color” porque me dio miedo que me pasara lo mismo) entonces se le puso que quería ser Caballero andante, igual que los de los libros que el leía. Se puso una armadura que serbia de adorno en la sala de su casa y se colgó una espada y tomó un escudo viejo y una lanza de tabla que adornaba la armadura aquella. Después se fue al corral y escogió el caballo más flaco que pudo encontrar pues él era muy débil por lo flaco y los caballos mas flacos son de por si los mas mansitos. Entonces se le montó y se fue a la aventura. Y le pone por nombre a su caballo “Rocinante” nomas porque se le hizo muy perrón el nombre y yo no le discuto eso. Después por el camino escuchó los quejidos de un bato que era azotado por su patrón. Se detuvo y le preguntó que porque le pegaba. El patrón dijo que se le había bañado con una feria y que se la quiso cobrar, entonces como el chavo ya la había gastado, entonces se la cobraba a golpes. Después le pidió su versión al azotado. Este le dijo que su patrón más le debía pues hasta el lonche le comía cuando se iban al jale. El patrón le cobraba los zapatos que le había comprado cuando lo contrató, pero el peón alegaba que los zapatos los había gastado en el desempeño de sus labores. El peón dijo que trabajaba demás horas y se le pagaba muy poco. Que ni siquiera era lo que convinieron. El chico se estaba pasando de lanza, aprovechando que Don Quijote tenía a su patrón amagado con su lanza y espada. Le dijo que de su trabajo le quedaba debiendo mucho más de lo que él le cobraba. El creía que Don Quijarudo haría que el hacendado le pagara todo lo que el demandaba. Pero después de juzgar la situación y pensando que como caballero andante todos le obedecerían, don Quijote le ordenó al hacendado que le pagara al chico todo lo que se le debía o si no regresaría y le cortaría la cabeza con su espada y se fue por el camino. El hacendado dijo que así lo haría, pero tan pronto don Quijote se perdió en el horizonte, agarró al morro y le acabó 3 látigos en el lomo y de pilón lo dejo amarrado al árbol.  Después don Quijote sigue su camino y se encuentra con unos mercaderes a los cuales ofende demasiado tratando de hacerlos jurar que dulcinea es la mujer más hermosa del mundo y estos le ponen una paliza que por poco y lo matan. Después sigue su camino y llega a una venta. Esas son como los tiendillas que se encuentra uno en los ranchos cuando se va a trabajar en la labor pero tienen cuartos de renta para quedarse uno. Ahí fue donde él se queda a velar sus armas y casi mata a un arriero que se arrimó a la pileta a darle de beber a su asno. El arriero le tiro su lanza, escudo y espada que tenia don Quijote puestas donde los caballos tomaban agua, lo vio  y cogió su lanza y se la quebró en la cabeza al pobre arriero dejándolo bañado en sangre. El dueño de la tienda le pregunto que si se había vuelto loco y él le dijo que no, que lo único que necesitaba era ser armado caballero. En la mañana el tendero junto con dos señoras prostis lo armaron caballero. Lo único que tenían que hacer era tocarle los dos hombros con la espada y hacerlo jurar que haría todo lo que un caballero andante debería de hacer. Entonces se fue muy contento y pensó que un caballero como el no debería andar solo en esas grandes aventuras y se regresó al pueblo para sonsacar a un vecino que tenía que era muy burro  y además tenía un burro. Le prometió la luna y las estrellas y lo convenció de que lo siguiera. Su nombre era: “Sancho Panza” le dijo que de las tierras conquistadas el de daría una península para gobernar. (Después supe que la palabra era ínsula. Península es como una isla pero conectada al continente. Mientras ínsula se refería a isla.) El caso es que agarraron monte los dos locos. Llegaron a una llanura muy grande y miraron a dos chiveros con sus atajos de chivas que venían aproximándose a ellos, como don Quijote estaba bien desatrampado, se aferró a que eran dos ejércitos enemigos que venían al ataque, y le dijo a Sancho. –esos Sancho son enemigos que saben de mi fama como caballero y vienen a pelear conmigo para derrotarme y quedarse con mi gloria. - ¡ha! Son chivas, Que… dijo sancho. – ¡estas embrujado sancho! Por eso oyes visiones y miras ruidos que nada tienen que ver. Mis enemigos te mandaron alguna bruja y nomas falta que te pongas en mi contra. Esto le decía don Quijote mientras lo amenazaba en la cabeza con un garrote que traía para que rocinante diera vuelta donde él quería. A Sancho no le quedo más remedio que decir que si eran soldados enemigos. Ya cuando los atajos de chivas estaban muy cercas, Don Quijote gritó enfurecido. ¡Al ataqueee! y se lanzó matando chivas a diestra y siniestra con su espada. Los chiveros lo miraban con incredulidad. Entonces le gritaron que dejara de acuchillar las cabras con su espada pero el ruco estaba como poseído y no escuchaba razones. Estaba como Gavino Barrera. Entonces uno de los cabreros dijo; ¡es suficiente! Me lo voy a descontar, y sacó de la bolsa de atrás de su pantalón una honda ramalera como la que usaba Tizoc en la película, le puso una piedrota que apenas le cabía en la mano y le comenzó a dar vueltas, le soltó un lado a la honda y la piedra salió a gran velocidad derechito a la trompa del pobre señor Quijote. Cuando la piedra le pegó en la cara, le entró por la boca, le arrancó parte del labio superior, le tiró dos dientes y un colmillo y no se detuvo hasta que no le quebró tres muelas del lado derecho. El pobre cayó de su caballo con el hocico sangrando como el caballo blanco. Rápido lo atravesó Sancho en el caballo y se fueron a toda velocidad mientras las piedras les rezumbaban por todos lados. Después Sancho le reclamó que por que lo arriesgaba en esas faenas tan peligrosas y él le contestó que todo lo hacía por el amor de su amada Dulcinea del Troncoso. Yo creo que ella era antepasado de los dueños de “muebles Troncoso” la mueblería donde Chávelo compra los muebles para catafixiarlos por juguetes en su programa de los domingos. (Después supe que era Del Togoso) Sancho entonces se fue murmurando “joder no sé quien es más loco, si el por las locuras que hace o yo por andarle haciendo caso”- no te preocupes Sancho, iremos con una bruja que prepara una pócima que es capaz de curar cualquier enfermedad o herida que le ocurra a uno en la guerra. ¡Seria muy buena onda tener una pócima así! Dijo Sancho y siguieron su camino.  Después se toparon con un campo lleno de molinos de viento y se detuvieron a mirarlos. Después de buen rato, dijo Don Quijote; -¡mira Sancho! Esos son los gigantes que trataron darme baje con mi novia Dulcinea. ¿¡Vez como vienen manoteando!? Es señal de que quieren pelea, ¡y se la daremos! –pero señor, ¿que no mira que esos son solo molinos de viento? –tu así los miras porque acuérdate que estas embrujado. Pero yo te aseguro que son gigantes. Y si no quieres ir cobarde aquí quédate, yo les voy a dar en la torre. Y se lanzó con su espada en una mano y su lanza larga en la otra y su escudo amarrado en la espalda. Cuando llegó le clavó la lanza 2 veces al gigante y lo apuñaló con su espada, en eso el aire dejo de soplar y las aspas del molino se detuvieron. Don Quijote pensó que había vencido al gigante y le dio la espalda para afirmar la victoria a su fiel escudero Sancho Panza. -Lo vez Sancho, he derrotado este gran gigante y con esto te demuestro que Dios está conmigo y que además me guiara para derrotar a los demás… en eso estaba Don Quijote con su discurso, cuando el viento comenzó a soplar de nuevo y el aspa del molino golpeó a Don Quijote con gran fuerza en la cabeza y por si fuera poco lo trampó y lo elevó en el aire y después lo soltó para que cayera el pobre como rata en el suelo. En eso se escuchó el timbre de la escuela anunciando que la clase de español había terminado. Mis compañeros no paraban de reir durante todo mi relato y el profe también. Yo solo quería contar la historia lo mejor que podía. Después de eso ya nunca me pasaron a contar historias al frente del grupo. Ok amigos pues asi es como me acuerdo de una mas de mis ¡historias de la secundaria! ¡HASTA LA PROXIMA!

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