Mi Versión
del Quijote
Una vez que estábamos
en la clase de español con el profe Benedicto, yo estaba sentado amero atrás
con algunos de mis compañeros echando relajo, mientras que el profe revisaba
algunos trabajos que habíamos hecho. Yo estaba haciéndolos reír con algunos
chistes y yo creo que el profe se molestó por tanto ruido. Se levantó y se fue
derechito a donde estaba yo, yo no lo podía ver pues estaba de espalda
platicando con mi compañero, pero si lo pude sentir detrás de mí y miré su reflejo
en los ojos de mi compañero que se había quedado muy seriecito y pelando unos
ojotes como sintiendo el regañadon. Entonces el profe puso su mano en mi hombro y me dijo; Señor
Armendariz acompáñeme para enfrente, lo seguí hasta que quedamos enfrente del
grupo, no podía imaginarme como me avergonzaría delate de todos. Pensé que quizás
llamaría a la prefectura para reportarme o quizás me haría escribir algo en el
pizarrón para después corregir mi mala ortografía, que por cierto sigue siendo
horrible junto con mi gramática. ¡Pero no! Lo que me dijo fue esto; quiero que
nos cuente usted señor Armendariz de manera resumida pero con detalles la obra
del Quijote de la mancha. –pero, profe. ¡Esa la contó hace ya tres semanas! Ya
no puedo contarla con detalles, ya pasó algún tiempo. –pues entonces cuéntela
con sus propias palabras. Pero ¡de que la cuenta, la cuenta! Y se fue a sentar
a su escritorio. No hallaba como
comenzar pero me decidí y comencé mas o menos así: compañeros voy a contar con
mis propias palabras la obra literaria “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha” solo espero que su autor, el Maestro Miguel de Cervantes Saavedra no se
ofenda donde quiera que esté, pues la contaré con un lenguaje muy diferente al
original y solo contaré lo que me acuerdo.
En algún lugar de La mancha del cual no me acuerdo, ni me quiero
acordar. Había un señor alto quijarudo y flaco que se obsesionó con los libros
de caballería, todos los días leía uno y más y más se fascinaba con todas las
cosas relacionadas con la caballería. A mí me pasa más o menos lo mismo con “El
Libro Vaquero” de color todos los días leo uno, y solo me pasa con ese, pues
“El Libro Policiaco” de color casi no me gusta. El otro día no tenía para mi
Libro Baquero y tuve que vender unas botellas para comprar el más reciente.
Igual así estaba de enviciado don quijote con los libros de caballería que
hasta vendió parte de su hacienda para comprar más libros. Todos los días leía
y leía sus libros de caballería que un día se volvió completamente loco. (Por
eso dejé yo de leer “El Libro Vaquero de color” porque me dio miedo que me
pasara lo mismo) entonces se le puso que quería ser Caballero andante, igual
que los de los libros que el leía. Se puso una armadura que serbia de adorno en
la sala de su casa y se colgó una espada y tomó un escudo viejo y una lanza de
tabla que adornaba la armadura aquella. Después se fue al corral y escogió el
caballo más flaco que pudo encontrar pues él era muy débil por lo flaco y los
caballos mas flacos son de por si los mas mansitos. Entonces se le montó y se
fue a la aventura. Y le pone por nombre a su caballo “Rocinante” nomas porque
se le hizo muy perrón el nombre y yo no le discuto eso. Después por el camino escuchó
los quejidos de un bato que era azotado por su patrón. Se detuvo y le preguntó
que porque le pegaba. El patrón dijo que se le había bañado con una feria y que
se la quiso cobrar, entonces como el chavo ya la había gastado, entonces se la
cobraba a golpes. Después le pidió su versión al azotado. Este le dijo que su
patrón más le debía pues hasta el lonche le comía cuando se iban al jale. El
patrón le cobraba los zapatos que le había comprado cuando lo contrató, pero el
peón alegaba que los zapatos los había gastado en el desempeño de sus labores.
El peón dijo que trabajaba demás horas y se le pagaba muy poco. Que ni siquiera
era lo que convinieron. El chico se estaba pasando de lanza, aprovechando que
Don Quijote tenía a su patrón amagado con su lanza y espada. Le dijo que de su
trabajo le quedaba debiendo mucho más de lo que él le cobraba. El creía que Don
Quijarudo haría que el hacendado le pagara todo lo que el demandaba. Pero
después de juzgar la situación y pensando que como caballero andante todos le
obedecerían, don Quijote le ordenó al hacendado que le pagara al chico todo lo
que se le debía o si no regresaría y le cortaría la cabeza con su espada y se
fue por el camino. El hacendado dijo que así lo haría, pero tan pronto don
Quijote se perdió en el horizonte, agarró al morro y le acabó 3 látigos en el
lomo y de pilón lo dejo amarrado al árbol.
Después don Quijote sigue su camino y se encuentra con unos mercaderes a
los cuales ofende demasiado tratando de hacerlos jurar que dulcinea es la mujer
más hermosa del mundo y estos le ponen una paliza que por poco y lo matan.
Después sigue su camino y llega a una venta. Esas son como los tiendillas que
se encuentra uno en los ranchos cuando se va a trabajar en la labor pero tienen
cuartos de renta para quedarse uno. Ahí fue donde él se queda a velar sus armas
y casi mata a un arriero que se arrimó a la pileta a darle de beber a su asno.
El arriero le tiro su lanza, escudo y espada que tenia don Quijote puestas
donde los caballos tomaban agua, lo vio
y cogió su lanza y se la quebró en la cabeza al pobre arriero dejándolo bañado
en sangre. El dueño de la tienda le pregunto que si se había vuelto loco y él
le dijo que no, que lo único que necesitaba era ser armado caballero. En la
mañana el tendero junto con dos señoras prostis lo armaron caballero. Lo único
que tenían que hacer era tocarle los dos hombros con la espada y hacerlo jurar
que haría todo lo que un caballero andante debería de hacer. Entonces se fue
muy contento y pensó que un caballero como el no debería andar solo en esas
grandes aventuras y se regresó al pueblo para sonsacar a un vecino que tenía
que era muy burro y además tenía un
burro. Le prometió la luna y las estrellas y lo convenció de que lo siguiera.
Su nombre era: “Sancho Panza” le dijo que de las tierras conquistadas el de
daría una península para gobernar. (Después supe que la palabra era ínsula.
Península es como una isla pero conectada al continente. Mientras ínsula se
refería a isla.) El caso es que agarraron monte los dos locos. Llegaron a una
llanura muy grande y miraron a dos chiveros con sus atajos de chivas que venían
aproximándose a ellos, como don Quijote estaba bien desatrampado, se aferró a
que eran dos ejércitos enemigos que venían al ataque, y le dijo a Sancho. –esos
Sancho son enemigos que saben de mi fama como caballero y vienen a pelear
conmigo para derrotarme y quedarse con mi gloria. - ¡ha! Son chivas, Que… dijo
sancho. – ¡estas embrujado sancho! Por eso oyes visiones y miras ruidos que
nada tienen que ver. Mis enemigos te mandaron alguna bruja y nomas falta que te
pongas en mi contra. Esto le decía don Quijote mientras lo amenazaba en la
cabeza con un garrote que traía para que rocinante diera vuelta donde él quería.
A Sancho no le quedo más remedio que decir que si eran soldados enemigos. Ya
cuando los atajos de chivas estaban muy cercas, Don Quijote gritó enfurecido. ¡Al
ataqueee! y se lanzó matando chivas a diestra y siniestra con su espada. Los
chiveros lo miraban con incredulidad. Entonces le gritaron que dejara de
acuchillar las cabras con su espada pero el ruco estaba como poseído y no
escuchaba razones. Estaba como Gavino Barrera. Entonces uno de los cabreros
dijo; ¡es suficiente! Me lo voy a descontar, y sacó de la bolsa de atrás de su
pantalón una honda ramalera como la que usaba Tizoc en la película, le puso una
piedrota que apenas le cabía en la mano y le comenzó a dar vueltas, le soltó un
lado a la honda y la piedra salió a gran velocidad derechito a la trompa del
pobre señor Quijote. Cuando la piedra le pegó en la cara, le entró por la boca,
le arrancó parte del labio superior, le tiró dos dientes y un colmillo y no se
detuvo hasta que no le quebró tres muelas del lado derecho. El pobre cayó de su
caballo con el hocico sangrando como el caballo blanco. Rápido lo atravesó Sancho
en el caballo y se fueron a toda velocidad mientras las piedras les rezumbaban
por todos lados. Después Sancho le reclamó que por que lo arriesgaba en esas
faenas tan peligrosas y él le contestó que todo lo hacía por el amor de su
amada Dulcinea del Troncoso. Yo creo que ella era antepasado de los dueños de
“muebles Troncoso” la mueblería donde Chávelo compra los muebles para
catafixiarlos por juguetes en su programa de los domingos. (Después supe que
era Del Togoso) Sancho entonces se fue murmurando “joder no sé quien es más
loco, si el por las locuras que hace o yo por andarle haciendo caso”- no te
preocupes Sancho, iremos con una bruja que prepara una pócima que es capaz de
curar cualquier enfermedad o herida que le ocurra a uno en la guerra. ¡Seria
muy buena onda tener una pócima así! Dijo Sancho y siguieron su camino. Después se toparon con un campo lleno de molinos
de viento y se detuvieron a mirarlos. Después de buen rato, dijo Don Quijote;
-¡mira Sancho! Esos son los gigantes que trataron darme baje con mi novia
Dulcinea. ¿¡Vez como vienen manoteando!? Es señal de que quieren pelea, ¡y se
la daremos! –pero señor, ¿que no mira que esos son solo molinos de viento? –tu así
los miras porque acuérdate que estas embrujado. Pero yo te aseguro que son
gigantes. Y si no quieres ir cobarde aquí quédate, yo les voy a dar en la
torre. Y se lanzó con su espada en una mano y su lanza larga en la otra y su
escudo amarrado en la espalda. Cuando llegó le clavó la lanza 2 veces al
gigante y lo apuñaló con su espada, en eso el aire dejo de soplar y las aspas
del molino se detuvieron. Don Quijote pensó que había vencido al gigante y le
dio la espalda para afirmar la victoria a su fiel escudero Sancho Panza. -Lo
vez Sancho, he derrotado este gran gigante y con esto te demuestro que Dios está
conmigo y que además me guiara para derrotar a los demás… en eso estaba Don
Quijote con su discurso, cuando el viento comenzó a soplar de nuevo y el aspa
del molino golpeó a Don Quijote con gran fuerza en la cabeza y por si fuera
poco lo trampó y lo elevó en el aire y después lo soltó para que cayera el
pobre como rata en el suelo. En eso se escuchó el timbre de la escuela
anunciando que la clase de español había terminado. Mis compañeros no paraban
de reir durante todo mi relato y el profe también. Yo solo quería contar la
historia lo mejor que podía. Después de eso ya nunca me pasaron a contar
historias al frente del grupo. Ok amigos pues asi es como me acuerdo de una mas
de mis ¡historias de la secundaria! ¡HASTA LA PROXIMA!
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